Cuando la luz se va, los recuerdos llegan. Por eso prefiero hacerlo con aquélla encendida: para que seamos presente y no solo reminiscencia; escribir, soñar, Querer, Amar.
Cuando la luz se va, tú llegas, pero no vienes: devienes memoria.
Cuando la luz se va, quisiera irme con ella… y venirme contigo.
El problema de que la luz se vaya es que, eventualmente, regresa. El problema de que tu luz se vaya es que no.
Aunque no, el verdadero problema es aquella que ni oscuridad ni antítesis: media luz, pues sólo sombras y, finalmente, solo.
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